Twitter ha anunciado en un blog una nueva capacidad de gloriosa: "la capacidad reactiva retener el contenido de los usuarios en un país determinado, manteniendolo disponible en el resto del mundo."
Hay dos maneras de mirar esta nueva "habilidad," uno optimista y otro pesimista. Uno es que Twitter es ahora más capaz de adaptarse a las necesidades de determinados países. La otra es que Twitter es ahora más capaz de adaptarse a las necesidades de determinados países.
En cierto modo, es una buena solución: países donde está prohibido hablar mal de Dios o bien de Hitler ahora podrán extender esas restricciones en Twitter. Pero, por otro lado, los países donde está prohibido hablar mal de Dios o bien de Hitler ahora serán capaces de ampliar esas restricciones en Twitter.
Por supuesto, siempre fueron capaces, de una manera: un tweet podría eliminarse a nivel mundial. Ahora la censura se limitará a los límites del país que lo solicita.
El problema es que, en cierto modo, eso es peor. Twitter y la red en general, son, por naturaleza, una plataforma de comunicación global. Conflictos nacionales en internet (por ejemplo, por un álbum que se lanzó en octubre en el Reino Unido y diciembre en los Estados Unidos) son extraños e ilógicos.
Antes de este anuncio, Twitter era una plataforma global en la que alguien podía decir lo que quisera en una escala global. Ahora, la nueva potencia de Twitter para imponer censura dependiendo del país legitima los bloques y cede territorio internacional específicamente a los países que "tienen ideas diferentes sobre los contornos de la libertad de expresión". Este es el ejemplo diplomático de la restricción del discurso, de una empresa que se basa en la idea de comunicación libre, es preocupante.
Por desgracia, es un paso lógico para una plataforma que quiere ser aceptado en todo el mundo. Algunas empresas tienen que hacer concesiones graves en la manera de hacer negocios para satisfacer los caprichos de los magnates de los negocios locales, policía secreta y líderes religiosos. Twitter acaba de hacer una de estas concesiones; quizás piensan de sí mismos como el sauce, plegado que no puede romperse. Como aún no ha aplicado el nuevo método, es difícil decir exactamente cómo será este bloqueo, si será completo, o tal vez cómo meramente simbólico.
A mi me sigue preocupando por ejemplo, cómo de a poco se está queriendo de alguna forma u otra, controlar aquella libertad de expresión y pensamiento que tanto identifica a Internet... si así empezamos no quiero imaginar cómo iremos a terminar.
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